miércoles, 6 de noviembre de 2013

Sabés que sos un corredor cuando…



Sabés que sos un corredor cuando…*


Publicación: Runners World, edición de Septiembre, 2013


Como lo sabes? No importan los kilómetros ni las zapatillas, fíjate en la ropa sucia!

Tengo un distintivo colgando en la pared junto a mi escritorio, que recibí luego de dar una charla respecto al lanzamiento de mi primer libro. El distintivo dice “Marc Parent, Autor Publicado”. 
Lo colgué hace años porque me pareció gracioso, de la misma forma en que el distintivo de un arquitecto diría “Arquitecto, que construye cosas en las que realmente podes entrar” o el de un abogado diría “Abogado, que discute casos en cortes de verdad y no solo frente al espejo”, o “Pianista, que toca numerosas canciones que quizás podrían llegar a gustarte”. 

Luego de publicar varios libros más, el distintivo sigue colgado no porque me siga resultando gracioso sino porque aún tengo días en los que necesito evidencia definitiva de que realmente estoy haciendo lo que he estado haciendo durante casi toda mi vida.

Una de las cosas más sorprendentes que aprendí cerca del running cuando comencé, es que no necesitas un distintivo o algún otro identificativo que te convierta en un miembro oficial, te podes llamar a vos mismo un runner desde el momento en que comenzás. Podes hacer el peor intento por correr un kilómetro y llamarte a vos mismo un runner cuando colapsás a los 500 metros. Te podes llamar un runner cuando te adelantan incluso quienes vienen caminando. Podes dejar de correr por una semana o un mes y llamarte a vos mismo un runner el día que volvés a correr. La distancia, la velocidad o la frecuencia no importan siempre y cuando el esfuerzo haya sido real.

Pero me costó mucho creer eso.





Durante mis primeros intentos me veía más como un bebé gigante y quejoso que como un runner. Un bebé gigante y quejoso que hacía gruñidos guturales que pondrían los pelos de punta a un bulldog. Aunque me gustaba ese sentimiento de bienvenida a una manada de diversas y sudorosas personas, aún luego de meses de correr seguía pensando que la gente que se refería a mí como un runner solo lo hacía para ser amable. 

No era una cuestión de si estaba corriendo en serio o no (mi forma de correr sin dudas era más realista que la mayoría de las otras personas en el camino) sino que en mi mente eso no me hacía un verdadero runner.
Los ancianos más sensibles de la tribu del running dirán “Si corres, eres un runner” y luego seguirán con asuntos mucho más importantes, como que hay para cenar o cuan largo es el entrenamiento de mañana.

Respeto a los ancianos, especialmente a los más sensibles, por lo que eventualmente cedí y empecé a llamarme a mí mismo un runner pero solo con fingido entusiasmo. “Aquí estoy. Yupi. Un runner.”, pensaba al final de un entrenamiento de cinco kilómetros. Lo que no sabía en ese momento era que la distancia y la velocidad a la que debía ir para sentirme como yo pretendía eran solo ilusiones en un horizonte que nunca alcanzaría sin importar cuanto me esfuerce.

El problema de definirte como un “runner de verdad” es que la diferencia es un objetivo en movimiento. Si un runner de verdad es alguien que puede ir rápido y lejos entonces cualquier medida palidece frente a la de alguien que puede ir más rápido y más lejos. Cuando entrené y terminé mi primera media maratón, sentí un innegable sentimiento de logro personal, pero incluso en ese momento de brillantez pensé “Vaya, los que hacen maratones completas, esos son los verdaderos runners”.

Entonces una mañana, una pequeña pila de ropa sucia me habló. Algunas personas escuchan el misterioso susurro de los pinos del bosque o el eco de las montañas; yo escucho a cosas más pequeñas como la ropa sucia. Y entonces me di cuenta que me había convertido en un runner desde el momento en que empecé a producir pequeños montoncitos de ropa transpirada en la esquina del dormitorio. Antes de correr, no había montoncito; ahora sí. La ropa sucia no es un objetivo en movimiento. Se queda ahí quieta hasta que haces algo al respecto. Cada corredor es diferente, pero el montoncito de ropa sucia en la esquina del dormitorio es igual. Si tenes uno de esos, entonces te podes llamar a vos mismo un runner.




Algunas personas bajan de peso cuando corren, otras permanecen iguales. Pero todas usan zapatillas cuando no deberían. Hay una buena chance de que puedas llamarte a vos mismo un runner si usas zapatillas chillonas y multicolores con un traje, y te parece que está bien. El fondo de mi armario solía estar lleno de zapatos para cada ocasión; aún es así pero ahora son todas zapatillas: unas para entrenamientos rápidos,  o lentos, o largos, o cortos, pero también zapatillas jubiladas que sirven para ir a pasear al centro, para ir a hacer las compras, unas con agujeros para arreglar el patio, unas para ir a la pileta,  y un par que por algún motivo son simplemente perfectas para ir a ver a mi hijo jugar al fútbol.

Y solo un runner permanece despierto en la cama pensando “Dios mío, acabo de correr __ kilómetros!” El número de kilómetros no es importante, lo importante es que ese pensamiento reemplazó a “Dios mío, acabo de comerme ___ facturas!”. Hablando de antojos, una mañana me levanté para hacer un fondo solo porque sabía que esa noche iba a salir con mis amigos, y los fondos me dan cierto antojo de tomar cerveza. Si alguna vez corriste solo para tomar cerveza te podes hacer llamar de muchas formas, y runner es ciertamente una de ellas.

Un no-runner se pone molesto cuando los músculos le duelen. Cuando a un runner le duele los músculos una voz dentro grita “Estoy vivo! Vivo!”.
Cuando no corría, desconfiaba de quienes si estaban corriendo. Ahora, cuando veo un runner, no solo confío en él sino que me pregunto quién será. Me pregunto si podríamos ser amigos, que seguramente pensaríamos lo mismo acerca de casi todo, nos gustarían las mismas bandas. Quienes ponen cara de malos cuando les sonrío y los saludo aún no entendieron eso. O quizás solo son muy tímidos.

Te podes llamar a vos mismo un runner cuando es más fácil correr distancias cortas que hacerlas caminando. Cuando tus zapatillas se gastan mucho antes de ensuciarse. Cuando la transpiración se vuelve tan familiar que deja de ser un problema. Cuando saciar tu sed requiere el doble de agua. Cuando las medias se vuelven un asunto de discusión. Cuando te pones una remera amarilla y brillante solo para que los autos te vean. Cuando la gente deja de preguntarte acerca del running, porque ya están hartos de escuchar cuanto corriste, si fue fácil o difícil, que pensaste durante el camino, que prioridades enderezaste o la docena de ridículas epifanías que tuviste.

Si haces o hiciste algo de todo esto, entonces te cruzaste hacia el otro lado.
Sos un runner de verdad.
No hace falta un distintivo que te identifique.



Publicación: Runners World, edición de Septiembre, 2013
Columna: “The Newbie Chronicles: you know you’re a runner when…”


Artículo Original: http://www.runnersworld.com/runners-stories/you-know-youre-a-runner-when

Gracias por la traducción a: Captain McAwesome (@fians4k)



GRACIAS POR VENIR

Twitter: @luchorunner


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2 comentarios:

  1. siempre me haces reir un monton!!
    Feliciadades

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  2. Me gustó mucho lo de "Un no-runner se pone molesto cuando los músculos le duelen. Cuando a un runner le duele los músculos una voz dentro grita “Estoy vivo! Vivo!”." Me parece muy cierto!
    Otra cosa es lo de que cuesta mucho más hacer distancias caminando que corriendo, tal cual! Cuando el subte anda con demoras me vuelvo a casa caminando del trabajo. Serán unos 5, 6 km como mucho, pero se me hacen eternos!

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